S.i.l
Dile hermosa sombra, a esta fría niebla, que no me contempla, como larga hiedra, sino como fiel traicionera.
Que trepo por ese camino, de agudas piedras, y donde rotas almas, en inclinadas laderas, me dan esperanzas, de futuras glorias.
Dile que en esta densa niebla, buscando tu mano la mía se hiela, que mis ojos atraviesan, las zarzas que nos separan, e iluminan como las estrellas, que siempre te acompañan.
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